LA VITIVINICULTURA DE NOR CINTI INVITA A BOLIVIA A LA FENAVIT
El vino único de Camargo tiene su cepa propia
Camargo, un municipio de clima templado y agradable sensación térmica, atesora por más de cuatro siglos la cultura de la elaboración de vinos y singanis en la provincia Nor Cinti, en el departamento de Chuquisaca. Situada a 2.600 metros sobre el nivel del mar, es una región que favorece a la vitivinicultura, actividad económica y cultural impulsada por las primeras misiones religiosas, que llegaron desde España y trajeron las primeras vides (uvas) para su cultivo.
Con el paso de más de cuatro siglos, la identidad boliviana se apropió de la destilación de bebidas derivadas de la uva, tales como el vino y el singani, ésta última oriunda de la región Nor Cinti.
“La vitivinicultura representa nuestra identidad. La identidad camargueña donde tú vas y dices que eres de Camargo, y te preguntan ‘¿Dónde está el vino o el singani?’ (sonríe). Ésa es la identidad de los camargueños, que tenemos que realzar y fortalecer, especialmente con la feria, que es no sólo para los camargueños, sino para los bolivianos”, indica el alcalde de Camargo, Dorfio Mancilla, quien invita a la población boliviana a participar en la Feria Nacional Vitivinícola, en su duodécima edición.
La presentación de la feria culminó con una leve y refrescante lluvia, que cayó por unos minutos sobre el cálido valle. “¡Es de bendición!”, mencionaron varios de los residentes de Camargo.
La Fenavit fue creada en 1963, mediante Decreto Supremo Nº 06518, que en 1964 fue elevado a rango de Ley de “Promoción de uva, singani, vinos de altura y vinos bolivianos”.
En esta versión, que se realizará del 3 al 5 de marzo, se busca rendir homenaje a los pioneros de la vitivinicultura en el país, tales como sacerdotes y misioneros de diversas órdenes religiosas que trajeron las primeras vides y desarrollaron la actividad agrícola por más de cuatro siglos.
TIPOS DE CEPA
Bolivia cuenta con una ley de protección a la producción de cepas específicas de uva, tales como la Moscatel de Alejandría –con la que se produce vino blanco y singani– y la “Listón Prieto”, también conocida como “Negra Criolla” o “Misionera”; y de una cepa endémica (oriunda de Camargo) llamada “Vischoqueña”, que consiste en una hibridación de la Moscatel con la Negra Criolla, dando vinos de tonalidades más claras y con múltiples notas y fragancias tras su elaboración.
“Hoy en día el singani es uno de los productos más puros a nivel de destilación y en Camargo se produce hace más de 450 años. De hecho, si vemos parte de la historia de Bolivia, desde 1600 teníamos producción desde San Pedro hasta todo el valle de diferentes cepas de uva, como la Moscatel de Alejandría y la Listón Prieto, también llamada Negra Criolla o misionera. La Vischoqueña es endémica, nació en este valle, nació de la hibridación de la Listón Prieto y la Moscatel de Alejandría, que ha generado una cepa muy ‘claret’”, explica Felipe Chilet, somelier de la Denominación de Origen.
Chilet destaca la producción de vino en regiones como Tarija y sostiene que en el valle de Camargo se debe “revalorizar” sus destilados, debido a que Bolivia es tierra de cepas endémicas como la Vischoqueña,
“En Camargo estamos en un proceso en el que estamos entendiendo lo importante que es revalorizar el producto nacional, entendiendo que tenemos cepas autóctonas y también endémicas; pocos países tienen cepas endémicas: Perú, Argentina y nosotros”, explica.
“¡META LA PISA!”
“¡Bueno, compañeros, echen las pic’aras (sic) de uva al lagar! ¡Meta la pisa (de la uva)! Van a tomar una fuercita primero”, ordena el patrón a los viñateros, quienes mostraron, cual si se tratara de un verdadero arte, la elaboración del vino a partir de la pisa de la uva.
No quieren que suene música alguna, piden al grupo que deje de tocar. Esta actividad, parte de su idiosincrasia, tiene su propia voz y sus propios cantos.
“¡Pisen, pisen compañeros. Pisen, pisen, con valor! ¡Ay la la, ay la, ay la la!”, cantan, a viva voz, los viñateros.
“Yo nací debajo del parral, y me desmamantaron con vino”, manifiesta, orgulloso, don Hugo Aparicio Leytón, propietario de la Bodega Santa Lucía. Es, según cuenta, la cuarta generación en su familia que se dedica a la destilación de singani y de vinos.
Don Hugo, perspicaz y afable, cuenta que la gente que llega a Camargo lo hace desde el occidente del país e incluso desde Perú. Anhela que la bodega Santa Lucía llegue a ser un complejo turístico.
“Los turistas vienen de la parte norte, Perú, La Paz, Oruro, Potosí y Uyuni, todo frío. De ahí, pasan a Argentina y se encuentran con este valle, este clima agradable. Cómo no aprovechar esto con un clima agradable. Éste es el propósito de esta bodega, un complejo turístico”, cuenta.