EL TESTIMONIO DE ELIO DURÁN, ENFERMO DE INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA
“En verdad, ya no quería vivir”
En febrero de 2018, Elio Durán recibió una terrible noticia, “una bomba de tiempo” que debía resolver con urgencia: Tenía insuficiencia renal crónica sin antes siquiera haber padecido alguna dolencia que le llevara a pensar que su situación iba camino al desastre.
Esta dolencia se manifestó con una hinchazón de sus pies y él pensó que eso se debía a que gran parte de la jornada laboral que tenía en la ciudad de Santa Cruz la pasaba de parado. Pero no fue así porque a continuación “me dicen que tengo insuficiencia renal”, rememora.
Este cuadro le llevó a encarar una investigación médica en el Hospital Bajío del Oriente de Santa Cruz donde le confirmaron el mal que padecía. “Señor, lamentablemente su riñón está mal”, le comunicaron y aconsejaron comenzar a dializar lo antes posible.
“No supe qué hacer, no sabía a dónde ir”, hasta que sus pasos los dirigió al Servicio Departamental de Salud de Santa Cruz para consultar qué requisitos necesitaba para acogerse a la diálisis, pero ahí le dijeron que no había espacio y que lo mejor fuera hacerse ese tratamiento en su departamento de origen Chuquisaca.
EL REGRESO
Elio es oriundo del municipio de Culpina y pese a que insistió en Santa Cruz no encontró espacio para mitigar su dolencia y no le quedó más opción que agarrar sus cosas y regresar. “En ese momento ya caí”, narra.
“Agarramos nuestras cosas, contratamos un (camión) Volvo, lo cargamos. Yo me fui a Culpina”, dice al precisar que el retorno lo emprendió en compañía de su esposa y de sus tres hijos de 15, 10 y 5 años, después de haber permanecido en Santa Cruz 14 años.
TAMBIÉN SU HERMANO
Fijó su residencia en Culpina y allí permaneció un año sin hacer la diálisis, pues en ese entonces tenía a su hermano que padecía el mismos mal, pero que ya había sido sometido a un trasplante de riñón en el Hospital Universitario de Sucre.
“Yo tenía miedo de venir (a Sucre) porque he visto cómo estaba sufriendo mi hermano. Por eso yo dije: yo me voy a morir a Culpina”, donde permaneció al lado de su madre y familiares que le ayudaron a calmar sus dolores en base a yerbas.
“En octubre del 2019 ya me puse más mal allá en Culpina. Comencé a vomitar sangre, ya no pude caminar, me fui al Hospital San José de Culpina donde me hicieron unos análisis” y después tomaron la decisión de transferirme a Sucre, pero ese día no había una ambulancia que lo pudiera trasladar y tuvo que quedarse un día esperando.
“Llegué aquí a Sucre, en verdad ya no quería vivir. Yo firmé ese papel para no vivir, pero mis hermanos lo han roto y de esa manera entré a lo que es dializar”, rememora Elio con la voz entrecortada.
DIALIZA EN SUCRE
El ingreso de Elio al servicio de diálisis del Hospital Santa Bárbara no fue fácil. Incluso, por la premura del tiempo tuvo que gastar sus pequeños ahorros familiares cubriendo medicamentos y análisis urgentes, pues no estaba asegurado al Seguro Universal de Salud (SUS). “Sufrimos porque realmente era todo un gasto ese tiempo, yo no estaba asegurado. Todo era pagar y pagar”, enfatiza al indicar que una vez cumplido con todos los trámites empezó a recibir la diálisis de manera gratuita.
“Tuve que abandonar a mis hijos. Durante seis a siete meses estuvo sin ver a mis hijos, los tuve que dejar allá. Yo aquí con la pena de mis hijos. Mis hijos se quedaron allá con sus abuelos”, detalla para luego concluir que su vida cambió “totalmente”.
“Ya no podemos hacer casi nada con todo ese sufrimiento. Es un caos vivir así con esta enfermedad”, sostiene al manifestar que a un principio dializaba dos veces y hora lo hace tres durante cuatro horas por cada sesión.
LEJOS DE SU FAMILIA
Elio Durán de 44 años de edad es un enfermo renal que ya lleva seis años con esta enfermedad crónica y para seguir viviendo tuvo que radicarse en Sucre donde alquila una habitación y permanece lejos de su familia.
“Uno extraña lo que es la familia, a mis hijos”, dice el también presidente de la Asociación 14 de Marzo de Insuficiencia Renal Crónica de Chuquisaca para luego sostener que si este servicio hubiera en la región de los Cintis, no tendría que sopesar con este problema para enfrentar la enfermedad. “Si yo estuviera allá, en mi pueblo, estuviera más cómodo, puedo estar con mis hijos, puedo ir de un lado a otro a disfrutar, pero aquí casi no es lo mismo”.
Cuenta que para sostenerse económicamente realiza algunos “trabajitos livianos” realizando encargos para sus hermanos que le pagan una pequeña comisión por sus servicios, mientras que su madre le ayuda con el pago de su alimentación y habitación.
Por suerte -afirma- el que fuera alcalde de Culpina Wilfredo Aguirre le dio un trabajo a su esposa quien se encarga de mantener a sus hijos.