SERÁ ENTERRADO ESTE LUNES
Julio Yáñez, el médico sucrense que se queda por siempre en Culpina
A finales de la década de 1970 llegó a Culpina el doctor Julio Yáñez Flores procedente de Sucre y desde entonces esta tierra de los Cintis nunca más salió de su corazón. Su último deseo fue que lo entierren en Culpina y al lado de su maestro, don Benito Tejerina, un hombre que ejerció la medicina sin haber hecho universidad.
La mañana del sábado 23 de agosto dejó de existir Yáñez a los 85 años de edad, luego de haberle dado una dura batalla al cáncer a lo largo de cinco años.
Su servicio a la población y su compromiso por llevar salud a los lugares más recónditos de Culpina quedará en la memoria de sus pacientes, que vieron en el doctor Yáñez una esperanza de salvación.
LÍDER
El sistema público de salud lo destinó a Culpina y una de sus primeras tareas fue impulsar la construcción del Hospital de Culpina entre 1978 y 1979. Junto al padre Otto Strauss encabezó una colecta de dinero con la finalidad de completar la contraparte local del financiamiento, que se cumplió con el concurso de la gente del pueblo y todas sus comunidades, recuerda su esposa Marta Sánchez viuda de Yáñez.
Viajó a todas las comunidades del municipio recorriendo los lugares a vehículo, a pie y a caballo con la misión de asegurarse que todos los niños recibieran las vacunas y que la gente tuviera acceso a una consulta y curación, así tuviera que trabajar en la noche con vela o mechero.
EN OTROS MUNICIPIOS
En 1982, su vida de profesional le llevó a trabajar en Padilla durante ocho años y regresó a Culpina donde nuevamente asumió el cargo de director del Hospital por cinco años. Después, una orden de cambio de destino le llevó a Macharetí donde estuvo año y medio, y de allí a Zudáñez donde permaneció dos años. Luego de estos tres años y medio de ausencia retornó otra vez a Culpina donde ejerció su profesión hasta jubilarse en 1999, detalla su esposa.
EL SERVICIO SIGUE
No dejó de ejercer la medicina y desde su hogar continuó prestando su servicio de manera particular en la misma infraestructura que lo había hecho don Benito Tejerina, quien como legado le dejó sus conocimientos para curar las picaduras del micu micu y la parálisis fácil o mal viento como se conoce en Culpina.
De esta manera prestó su servicio solo cobrando a sus pacientes por el valor de medicina y no así por la consulta hasta 2019, cuando le detectaron cáncer y desde entonces le dio dura batalla a esta temible enfermedad durante cinco años.
EL TRINO DE PÁJAROS
Sus últimos años, según cuenta su esposa, se ocupó también de disfrutar de la paz de la naturaleza emocionado por el trino de los pájaros que se posesionaban en los pinos de la casa, que estaban muy cerca de la ventana de su dormitorio. Su pasión era el campo, cuenta Sánchez viuda de Yáñez.
ÚLTIMO DESEO
El entierro del médico sucrense que llegó a Culpina para quedarse por siempre será este lunes a las 11:00 en el Cementerio del pueblo, luego de la misa programada para las 10:00 en el templo Señor de Pilaya.
Su último deseo fue que lo entierren en Culpina al lado de su maestro y suegro don Benito Tejerina y así será. Paz en la tumba al médico que dedicó su vida a velar por la salud de los culpineños.