CINTEÑOS EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
Pedro Nolasco Villarrubia de la Hacienda Isumita
Otro cinteño patriota en la guerra de la independencia fue don Pedro Nolasco Villarrubia; de él, veremos algunos datos biográficos que, se consignan en documentos primarios de nuestros repositorios de la ciudad de Sucre.
A principios del siglo XIX el valle de Cinti concentraba a muchos propietarios de haciendas, tanto españoles, españoles nacidos en Charcas y mestizos. Las condiciones favorables del valle y los recursos hídricos, permitieron a lo largo de los años precedentes el cultivo de viñedos, convirtiéndola en la primera productora de vinos y singanis.
Hacia el sur, a escasos kilómetros de la Villa de Cinti, se encontraba la hacienda de Santa María de Isumita, muy próspera dedicada al cultivo de la vid, con muchos parrales y árboles frutales. Su propietario don Martin Villarrubia, quien, a fuerza de su trabajo permanente, hizo de Isumita una propiedad envidiable. A su muerte heredaron sus hijos Pedro Nolasco y Matías, quienes se constituyeron en fieles continuadores de su padre.
Don Pedro Nolasco, joven inteligente y muy estimado en la villa, contrajo nupcias con doña Basilia Rengifo, tuvieron por hijos a Fermín, Agustín, Jacoba y Lorenza.
Habiendo llegado lo vientos de libertad, don Pedro Nolasco, convencido de conquistar la emancipación de Charcas, se incorpora a la guerrilla de don Vicente Camargo y bajo sus órdenes participa en varios combates; don Vicente ante la valentía, fortaleza y capacidad de organización que, demostraba don Pedro Nolasco, fue nombrado como segundo en la comandancia.
Lamentablemente, para muchos combatientes llego un día funesto, y, el tres de abril de 1816, los españoles cometieron una espantosa masacre con las tropas de don Vicente Camargo en los campos de Arpaja, en ese luctuoso día, don Pedro Nolasco fue hecho prisionero y conducido a Cinti.
Así, lo asevera su señora esposa en los legajos de la demanda que interpuso en defensa de su hijo. Ante la imposibilidad económica de continuar en su cometido, solicita el 20 de julio de 1831, se la declare pobre de solemnidad. Y, en uno de los escritos manifestó ser:
“[…] vecina y residente en este valle, pobre miserable persona viuda de Pedro Nolasco Villarrubia, fusilado y degollado en la plaza de esta villa por los jefes del ejército peninsular como a caudillo de los defensores de los sagrados derechos de la nación americana […], consta la triste, lamentable, y mísera constitución a que me hallo reducida desde la muerte de mi citado marido, circundada de numerosa familia, y sin más auxilio para su subsistencia que los brazos de mi hijo Fermín falsamente acusado”. (ABNB. EXP-CAM-697)
Las autoridades pertinentes, tomando en consideración de la realidad económica de doña Basilia, le conceden el beneficio de pobreza.
Doña Basilia, muy cansada y con muchas privaciones, presiente su muerte y en fecha 18 de diciembre de 1831 dicta su testamento, haciendo notar en las partes más relevantes:
“Sepan cuantos esta carta de testamento, vieren como yo doña Basilia Rengifo y Navarro, natural de este valle de Cinti, hija natural del Presbítero D.D. Domingo Navarro y de doña Dionisia Rengifo”.
“Declaro que fui casada y velada, según nuestra madre iglesia, con
Don Pedro Nolasco Villarrubia, de cuyo matrimonio procreamos, cinco hijos legítimos, nombrados Jacoba, Fermín, Lorenzo, Agustín y María Benita Villarrubia, quienes viven”.
“Declaro que mi finado marido en la hacienda de Isumita, dejó a beneficio de los citados cinco hijos herederos forzosos de la mitad de dicha finca, que lo heredo de su legítimo padre don Martin Villarrubia y quedando la otra mitad, para su hermano Martin Villarrubia, tío de mis hijos, como han estado en sana posición pro indivisa”
“Siendo mi edad según concepto la de cincuenta y cinco años poco más o menos”. (ABNB. NFPC: 2523r-2526v. Testamento de Basilia Rengifo y Navarro. 18 de diciembre de 1833).
Ocho días después de haber dictado su última voluntad, fallece en la villa de Camargo; su partida de defunción expresa textualmente:
“En el año del señor de mil ochocientos treinta y tres a los veinte y seis días del mes de diciembre. Yo, el Presbítero don Juan de Figueroa cura de este Beneficio de Cinti, sepulte en el panteón de esta Santa Iglesia Parroquial con cruz baja y oficio rezado el cuerpo mayor de doña Basilia Rengifo, española de edad al parecer de cuarenta y cinco años, viuda que fue del Capitán don Pedro Nolasco Villarrubia, a quien le administre todos los sacramentos. Y para que conste lo firme. (ABAS. Libro de defunciones de la iglesia de Camargo”.
Los hijos del matrimonio Villarrubia-Rengifo, como legítimos herederos quedaron a cargo del cincuenta por ciento de la hacienda de Isumita, todos ellos procuran mantenerla en producción; sin embargo, transcurridos algunos años, los hermanos toman decisiones muy personales, es así, que Fermín se aleja de la población de Camargo y se asienta en Santa Elena, mientras que las hermanas forman sus propios hogares en su pueblo natal.
Esa es la pequeña biografía de don Pedro Nolasco Villarrubia, ardiente patriota cinteño que, no dudo en ofrendar su vida por una nación libre y soberana.
Lamentablemente, pese a la investigación realizada, no se cuenta con datos referidos a la descendencia que seguramente tiene en el presente siglo.
“Honor y Gloria a este valiente cinteño”.