Viernes, 22 de Noviembre de 2024
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GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Prudencio Miranda, el cinteño que luchó junto a los esposos Padilla

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Prudencio Miranda, el cinteño que luchó junto a los esposos Padilla
Ing. Hugo Canedo Gutiérrez

Don Prudencio, cinteño de nacimiento, sus primeros años los paso junto a su madre. Transcurridos algunos años, doña Antonia Miranda decide trasladarse a la ciudad de Chuquisaca, allí Prudencio se socializa con toda facilidad al ambiente citadino.

Ya Joven, Prudencio es preso de los primeros amoríos y, es una dama natural de la población de Yamparaez la que se hace dueña de su corazón, su romance lo viven a las faldas del Churuquella y Sicasica. Transcurrido un tiempo de enamoramiento la pareja decide casarse; en los libros de matrimonio de la iglesia de San Miguel, se encuentra la partida correspondiente.

“En el año del Señor de mil ochocientos doce a primero de febrero. […] El Cura rector de este Sagrario de San Miguel de la Plata casó y unió solemnemente en matrimonio por palabras de presente habiendo entre ellos expresado su mutuo consentimiento a don Prudencio Miranda español soltero natural del valle de Cinti y criado desde sus tiernos años en esta ciudad, hijo natural de doña Antonia Miranda, con doña Ana Torres española soltera natural y vecina de la doctrina de Yamparaez, hija natural de doña Melchora Torres. […] fueron sus padrinos Joaquín Nestares de Artachu y su esposa doña Dominga Urrutia”. (ABAS. Iglesia de San Miguel. Libro 1801-1824: f. 110)

Exactamente a un año de su matrimonio la pareja recibe con alegría el nacimiento de su primogénito, José Ignacio y en el día optan por llevarlo a la pila bautismal en la iglesia de San Miguel.

“En el año del señor de mil ochocientos trece a primero de febrero. Yo el teniente de este Sagrario de San Miguel de La Plata don Leandro López, bauticé y puse óleo y crisma a José Ignacio del día español hijo de don Prudencio Miranda y de doña Ana Torres. Fueron sus padrinos don Joaquín Nestares de Artachu y su esposa doña Dominga Urrutia”. (ABAS PB, Iglesia de San Miguel. Libro 1808-1817: f.230)

Por el año de 1813, la población de Charcas esperaba el arribo de las fuerzas del segundo ejército argentino; pues, nuevamente estaban cifradas las esperanzas de conquistar la libertad. Lamentablemente, sufren dos derrotas en los campos de Vilcapujio y Ayohuma, ante este contraste, el general Belgrano, como jefe militar en Charcas, toma la decisión de emprender la retirada hacia el sur.

Sin embargo, en Charcas, muchos de los patriotas combatientes se incorporan a la guerra de guerrillas; don Prudencio y su esposa, igualmente conscientes del momento histórico en que vivía el país, se suman a las fuerzas de don Manuel Ascencio Padilla y doña Juana Azurduy Llanos. Participó en muchos combates y, estuvo a su cargo la comandancia del sector de Yamparaez y Tarabuco, junto a los valientes originarios.

Lamentablemente en el combate de Presto fallece su amada esposa doña María Torres. En legajos de una demanda se lee “[…] el sumario formado de mi orden contra Melchora Torres, suegra del caudillo Prudencio Miranda cuya hija murió de resultas de la sorpresa de Presto, por las tropas al mando del coronel don José Santos de la Hera, a principios de abril, y hermana del caudillo Lorenzo Torres, apresado en Pomobamba por el coronel Rolando y pasado por las armas”. (ABNB EM-321 1817-1819: f. 1-15).

Don Prudencio, pese haber perdido a su esposa y dejado un niño de dos años, continuó con la lucha. Para el comandante español don Prudencio era “incesante en atacar nuestras tropas en estas inmediaciones, y que estuvo aquí el 21 de mayo con el caudillo La Madrid, y después sólo con

su partida de insurgentes la tarde del 23 de junio. La Plata, 6 de noviembre de 1817”.

Don Prudencio Miranda, pese a las situaciones vividas, en ningún momento declino su decisión de continuar en la lucha armada; más el destino que es implacable, le tenía reservado la gloria de ofrendar su vida a la causa más sublime de pueblos, la libertad.

En efecto, el coronel Francisco Ostria, que iba en persecución de don Prudencio, llegó a Yotala y, con información recabada, se dirigió hacia la hacienda de Maragua llegando a la entrada de la noche del 6 de agosto de 1818; después de burlar los centinelas de la guerrilla, llego hasta el lugar y sorprendiendo a sus ocupantes emprendió el ataque; en parte de guerra dirigido a su comandancia, destacaba:

“[…] y al tropel quedaron todos sorprendidos, y solo trataron de huir por las paredes de los corrales, pero les fue en vano porque dejando algunos dragones en la puerta, pasaron los demás a cercar la casa […] y todo el que fue tenaz en salir por las paredes fue muerto al momento a sablazos y bayonetazos. […] Prudencio al principio del fuego, atropello por la puerta con sable en la mano y logro herirme a dos cazadores que estaban en la puerta; pero habiéndolo yo conocido lo seguí con un sargento segundo mío Antonio Lucero, al mismo que a distancia de una cuadra lo alcanzo y logro quitarle la vida de dos hachazos que le dio en la cabeza”. (ABNB. M-1082, Vol. 122, f: 54)

Así, este patriota cinteño ofrendo también su vida en aras de la independencia de su patria; le toco perder a su esposa en el fragor del combate y finalmente dejo en la orfandad a su pequeño hijo de cinco años.

Desde la muerte de don Prudencio habían transcurrido 15 años, y, fue que, doña Melchora Torres hizo una transacción de venta:

“En Chuquisaca a diez y seis días de octubre de 1833, horas cuatro de la tarde; ante mí el escribano público y testigos, fue presente doña Melchora Torres de esta ciudad, mayor de cuarenta años, vecina, soltera de cuyo conocimiento doy fe: Que como abuela legítima, tutora y curadora legal de su nieto menor José Ignacio Miranda, hijo legítimo del finado señor coronel Prudencio Miranda, ha recibido de manos del presbítero doctor Ignacio Montellano la cantidad de cuatrocientos cuarenta pesos dos reales como último resto de un mil cuatrocientos cuarenta pesos valor de la hacienda nominada Higuera Huayco, está en la misma provincia de Cinti”. (USFXCH CDHB I-2-2ª, 1833: f.199)

Así, el único hijo de los esposos Miranda-Torres, recibía cantidad de dinero por la venta de la hacienda que fue de su padre; gracias al empeño de su señora abuela, en esos años se encontraba cursando estudios en el colegio Junín.

Esta fue la breve biografía de don Prudencio Miranda. Honor y gloria a este valiente cinteño.

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Este patriota tuvo por padres a don Pedro Cuiza y doña Juana Gómez, vecino del sector de Caichoca, río de San Lucas, propietario de la hacienda de Torre Molino, próxima a la finca de don Gregorio Méndez. Casado con doña Manuela Salazar, tuvo dos hijos Isidro y Miguel y en segundas nupcias (1822) con doña María Moreno a don José María Cuiza.


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