A propósito del "Viñatero"
Un personaje de viticultura en el Valle de Cinti y Camargo que tras siglos de trabajo le ganó un pedazo de playa al río para cultivar el fruto sagrado “la vid”
Hoy es menester resaltar que en la historia Camargo figuran mujeres y hombres de mucho temple, para quienes el amor al terruño fue un valor heredado por generaciones. En la historia de Camargo se entreteje momentos y circunstancias que han forjado su carácter heredado de cientos de migrantes de toda clase, que llegaron a estas tierras en pos de mejor suerte. Hay una personalidad camargueña cuyas raíces vienen de ese fondo de pueblos originarios a las que se han sumado culturas venidas de otros continentes. La mezcla y convivencia de ello han dado lugar a una variedad de paisaje y una diversidad de formas de vida y trabajo de sus pobladores que se han traducido en nuestra identidad cultural.
En la historia de Camargo convive la presencia del VIÑATERO hombre y mujer que nace y vive junto a la cepa de vid, quien en siglos de trabajo desde aquellos primeros tiempos le robó un pedazo de playa al rio y a las haciendas las convirtieron en el hogar donde adiestraron sus sentidos en el arte vitivinícola.
Y es en este paisaje de tierra colorada, donde nació Camargo, donde nació la viña, donde la vid centenaria nutre su raíz, donde el trabajo ha modelado ciclos de lluvia y de soles, de afanes y de experiencia.
El viñatero hombre trabajador de la viña, bien puede ser Juan, Samuel, Emeterio o Fernando que hoy esta materializado y representado en una escultura que será colocada en la plaza principal de Camargo, como homenaje al hombre sencillo que su mayor hazaña fue mantener viva nuestra tradición vitícola, pese a las adversidades del tiempo.
Este es el escenario donde nace nuestra tradición marcada con un profundo contenido histórico, recordemos que somos camargueños con historia y con identidad cultural propia.
“Los pueblos que olvidan sus tradiciones, pierden la memoria de sus destinos"
Ma. Angélica Lopez