A LA MEMORIA DE DON NICOLÁS ROJAS
“Que si me muero algún día, que rieguen mi tumba con vino”
Bohemio y trovador, compositor y guitarrero, apasionado del vino y de los grandes encuentros con los amigos. Maestro de las tijeras, así fue don Nicolás Rojas un camargueño de pura cepa que la mañana del viernes 21 de enero falleció de un infarto cardiaco en los brazos de su hija, bajo el cielo de la tierra colorada y en una calle por donde pasó innumerables veces hilvanando nuevas melodías.
Tenía 73 años, pero iba a cumplir 74. Este 3 de febrero iba a festejar su cumpleaños grabando sus canciones para un nuevo CD, que sería el segundo de su producción musical, pero su corazón emocionado no pudo más. A las 9:30 del 21 de enero dejó de latir.
Su hijo, Leonardo, cuenta que su papá fue sastre, maestro de las tijeras. A través de su oficio y de la música hizo varios amigos con quienes compartió tardes y noches de bohemia en medio de vinos que fueron sorbidos de gota en gota, cual elixir te lleva a pedir, exigir, cosas impredecibles:
“Que si me muero algún día, que rieguen mi tumba con vino”, escribió en una de sus últimas canciones que, paradójicamente, anunciaba el final de su destino. ¿Casualidad o no?
El color del tiempo, titula la canción en ritmo de zamba.
“Soy pasajero del tiempo,
quiero llegar al destino.
La vida traza un camino,
pero el tiempo lo termina”
…Y fue verdad. Don Nicolás se terminó en el tiempo, mas su memoria no. Escribió más de 50 canciones en los ritmos de cueca, bailecito, huayño, zamba y bolero. Leonardo cuenta que todas sus inspiraciones están en un cancionero aún guardado en su sastrería. Lugar que, por ahora, no han tocado los hijos.
LA FAMILIA
Casado con doña Ana María Cardozo, don Nicolás tuvo ocho hijos, cinco hombres y tres mujeres. Casi toda su vida vivió en Camargo y una parte en Villa Abecia con toda su familia, entre 1975 y 1984.
Abrazado de su guitarra, participó de varios concursos en su natal Camargo y en otros pueblos representando a la tierra que le vio nacer.
Don Nicolás tenía proyectado grabar tres nuevas canciones para su segundo CD en el día de su cumpleaños, el 3 de febrero, pero la muerte se encargó de truncarlo; sin embargo, asegura que el plan seguirá adelante y los hijos se asegurarán de realizar ese sueño.
Dejó un CD, el primero que grabó con la participación del inolvidable Huáscar Aparicio y el gran compositor camargueño David Zelaya.
A SU TIERRA
“Le gustaba cantar a su tierra”, recalca Leonardo al recordar que cuatro piezas de su inspiración las interpretaron los Sapos Cantores de Tarija.
El bohemio y trovador murió el 21 de enero a las 9:30 aproximadamente. En los brazos de su hija, cerca del Coliseo Cerrado cuando regresaba a su casa luego de haber ido a comprar “higadito” del Mercado Central. Fue un ataque cardiaco fulminante, dijo después un médico en el Hospital San Juan de Dios a sus hijos.