DIRIGE LA BODEGA DON TOMÁS CON 200 AÑOS DE ANTIGUEDAD
Tomás Daroca “tiró anclas” en Villa Abecia para producir vinos y singanis
Con la viña y la bodega abandonadas, Tomás Daroca regresó a su natal Villa Abecia cuando la viticultura en la región de los Cintis, en Chuquisaca, empezaba a salir de una crisis poco antes vista. La nostalgia de recordar a sus padres, que habían fallecido, le hizo volver al viñedo y reactivar la bodega instalada hace 200 años. Hoy, produce vinos y singanis de la marca Bodega Don Tomás. “Aquí tiré anclas y ya no me muevo”, se compromete.
Tomás Daroca, de 64 años de edad, estudió Enología en San Juan, Argentina, en 1979. Tras concluir sus estudios regresó a Villa Abecia y estuvo un año con su padre. Después, migró a trabajar en una ocupación para la que no había estudiado. Y así permaneció por 17 años.
Volvió al “pago” y en 2000 “metió pata” para reactivar la bodega y el viñedo. “No cambié nada del aspecto de la bodega antigua”, dice antes de admitir que hizo “pequeñas reformas”. Pero, ciertamente, la esencia de hace 200 años se mantiene.
Reactivó la viña con una variedad de cepas, lo que significa que no se inclinó por una en especial. La producción de vino salió en 2004, aunque en poca cantidad, con todos los requisitos que demanda una producción para el mercado, como registro del SENASAG y autorización del Servicio de Impuestos Internos. “Estoy como productor artesanal”, recalca.
Su producción está destinada al vino oporto dulce, al patero tinto y a la ratafía de uva. Desde hace dos años incursiona en la producción de vino varietal, su preferencia es el Cabernet Sauvignon y, hace un año, el singani de primera y de segunda.
Ahora, en su viñedo, las variedades Cabernet Sauvignon para el vino varietal, Moscatel de Alejandría para el singani y Negrita Criolla para el vino tinto patero y oporto coparon todos los espacios.
Del bajón a la reactivación
Daroca recuerda que, cuando regresó a Villa Abecia, la producción de la viticultura en el Valle de Cinti atravesaba por un bajón, como resultado de la crisis que se manifestó a fines de los 80 y en toda la década del 90.
Dice que fue a partir del año 2000 que los bodegueros despertaron e hicieron nuevas plantaciones: unos mantuvieron las variedades tradicionales de la zona, otros se inclinaron por las varietales.
Para repuntar la producción vitícola y vinífera, mucha gente, como él, “volvió al pago”.